La finca está situada en la ribera del río Jarama, en un entorno idílico dentro de un bosque de pinos y posee varias edificaciones diferenciadas:
El Palomar: de formas arquitectónicas tradicionales, construido para cobijo y descanso de palomas, ahora es el vértice que da la entrada a la estación de la Almazara. Está coronado por un reloj solar, que indica en cada estación, la hora con exacta precisión.
La Estación de la Almazara: cuya estructura es un lavadero público del Madrid del siglo XIX, de hierro, con iluminación exterior indirecta. A través de sus ventanas se distingue, a ambos lados, el frondoso pinar que envuelve a la finca.
La Plaza de la Oliva: presidida por un Olivo centenario cargado de aceituna en otoño. En la plaza, tienen lugar los aperitivos y cócteles de bienvenida a los invitados.
La Almazara: lugar de prensa de la aceituna. Una construcción con capacidad para más de 300 comensales, totalmente equipada, con aire acondicionado y calefacción, amplios ventales y farolas de forja.
Y presidiendo toda la finca, el mirador del jardín, desde donde se divisa el bosque de la ribera del río Jarama.